Sueño Lúcido

Es posible que el significado del elemento del puente en los sueños y en la meditación esté desfasado. Al menos para habitantes de ciudades. Los puentes de ahora son prolongaciones de calles y, aunque siempre unirán dos puntos, ya no hay tanta sensación de estar sorteando el obstáculo del río, y es extremadamente infrecuente soñar con los materiales o el estado de dicho puente.



Como siempre, lo más importante a la hora de analizar un sueño no es fijarse en el significado aislado de sus elementos. Sino que cada uno de ellos da soporte a los demás y es la visión de conjunto la que realmente destila ese significado.

Así que, teniendo en cuenta todo lo anterior, quiero presentar aquí una nueva forma de ver el símbolo del puente:

Un Puente es un elemento que implica -no significa- inevitabilidad. Este efecto se aplica sobre todo a personas urbanitas y a pie. Cuando caminamos por un puente, no podemos evitar cruzarnos con quien quiera que haya entrado por el otro lado. Es un método del subconsciente para ponernos entre la espada y la pared, para forzar un encuentro inevitable. Para obligarnos a aceptar las cosas de cara, sin darnos posibilidad de huir. Es importante evaluar con quién nos encontramos en el puente. Qué tiene de diferente ese elemento onírico al elemento consciente (por ejemplo, una persona que en el sueño aparezca rapada, o con ropa inusual). Como en el significado clásico, de dónde venimos y hacia dónde vamos es también importante.

He pedido a la gente que me de sustos inesperados.

Cuando nos asustamos en la vigilia, experimentamos la misma sensación que en un susto onírico.

Cada vez que alguien me asalte desde detrás de una puerta gritando "¡buuu!", hagan como que me tiran algo a la cabeza, o simplemente me sorprendan por la espalda, justo después del vuelco del corazón, me miraré las manos y me preguntaré si estoy soñando.

Mi teoría es que esto producirá un acto reflejo en el momento en el que sufra una pesadilla. Una pesadilla de las que se reuelven con un vuelco del corazón. Entonces, dormido, me preguntaré si estoy soñando, me miraré las manos, y comenzará un sueño lúcido.

¿Lo conseguiré?

En un sueño corriente, si se puede decir que alguno lo es, me he mirado una mano por casualidad, y he visto que me estaban desapareciendo los dedos. Me faltaba el anular y la mitad del índice, y el meñique empezaba a desaparecer. No había dolor. Este tipo de sucesos raros con las manos ya sólo apuntan en una dirección: estoy soñando.

De esta forma cobro lucidez, pero sin ningún plan en mente. Estoy a punto de ponerme a volar por puro placer cuando pienso que mejor que aproveche el sueño lúcido en hacer algún experimento ¿Alguna vez has querido ser un gato?

Nunca había intentado transformarme en algo en un sueño, y no me ha resultado fácil. Primero porque no era capaz de verme a mí mismo, así que no sabía si lo estaba haciendo bien. He transformado mis brazos en patas. Lo más difícil ha sido cnovertir las manos en garras, porque había que cambiar las uñas de lugar.

Después de eso he ido perdiendo la lucidez poco a poco. Supongo que he dejado a un gato suelto por el subconsciente.

En este sueño, estábamos dos personas en un coche, atascados en una ciudad atestada de gente.

Mi acompañante salía del coche para ir a una tienda a comprar té, o un relog, o algo por el estilo. Cada vez había más gente, y casi no se podía mover, no podía avanzar ni yo podía salir del coche. Sin embargo, consigue volver adentro, aunque en ese momento el coche está absolutamente rodeado de gente y es imposible salir o moverlo.

Cruzamos una frases de preocupación, el sueño está a punto de volverse pesadilla. Sin embargo, una luz brillante parece venir de fuera y nos deslumbra por un momento. Es, digamos, la luz de la consciencia, pues me acababa de dar cuenta de que era un sueño.

Levanté el techo del coche, como si fuese un descapotable. Mi acompañante parecía haber cobrado consciencia también... pero claro, no puede ser, así que el sueño no fue totalmente lúcido. El caso es que cogimos las maletas y nos fuimos volando.

No recuerdo mucho más. Simplemente no me apetecía tener una pesadilla ese día, supongo.